Háblame,
quiero escucharte hablar,
quiero escucharte hablar,
de todas aquellas cosas
que son tan solo tuyas,
tan únicas, tan verdaderas,
que me gustaba sentir,
cerca de mí,
siempre cerca de mí.
Quiero escucharte hablar,
quiero escucharte hablar,
no quiero recordar,
que ya no estarás,
que nunca más volverás...
Mírame,
no te voy a olvidar,
Nunca podré encontrar,
palabras tan dulces como tú,
palabras, tan cálidas como tú...
Y es que yo,
yo no quiero saber,
de nada que no venga de ti,
no quiero saber de ninguna otra mujer,
ya ves, parece raro, yo lo sé,
pero es que no será igual,
ya nunca será igual.
Y me cuesta entender,
que tengo que continuar,
buscar otros ojos,
que ya no tengan tu mirar,
otras manos sin tu forma de acariciar,
tus palabras, tu candor,
la voz que me hablaba tan dulcemente,
de un futuro mejor,
para los dos,
de una vida juntos, tu y yo...
Y ya lo sé,
no hay nada más,
ya no queda nada más
dentro de ti que sea para mí.
Yo no sé, quizás, todavía me quieras recordar,
la verdad, yo pienso tanto en ti.
Quiero saber ahora, donde estás,
si tienes frio esta noche,
yo recuerdo tus reproches,
como no te pude entender,
como no pude saber,
que ya no te iba ver,
que no te volvería ver...
Junto a mí,
ya nunca cerca de mí...
Yo buscaré aquel calor del sol,
que llegaba desde ti,
una mañana azul y cálida sin final.
Lloraré, bajo este cielo que cubrió nuestro amor,
el brillo de este cielo vive en tu mirar,
ya ves, nunca te voy a olvidar,
yo no te quiero olvidar.
Viviré bajo este cielo,
dulce amada mujer,
cálida vida, mi tibio amanecer.
Háblame,
quiero escucharte hablar,
quiero escucharte hablar...