Yo -misma-

Encrucijadas sin sentido entre cruces que no tienen camino, tachas y sigues, una y otra vez dejando pasar el tiempo esperando curar cosas que solo pueden sanar si eres capaz de afrontarlas así, como son, tal cual, sin más, exactas. Y puedo respirar, después de tantos años inhalando rencores, lágrimas y corazones rotos en el fondo de aquel cajón sin abrir. Aprendí a olvidar- te tras las mil y una negativas por mí, mientras debajo de la piel se podía leer en susurros un “no” escrito entre miles de “sis” pues –no- podía y –no- quería dejarlo ir. Fueron tantos momentos, inexplicables pero sentidos, los que hicieron que fuera tan eterno este suspiro, ese pensamiento abstracto que se ocultaba tras la realidad latente de un pasado -in-olvidable y demasiado querido, pero pasado al fin y al cabo que se quedó y quedará ahí como las olas del mar que a cada hora recorren su propio destino. Es tan sencillo guardar todo lo bueno, desechar todo lo malo que transformas la realidad en una imaginación creativa propia y es que ahora aprendí que se puede querer, volver -a-, querer, volver –a- y querer las veces que tu misma quieras permitir –te-

Sin pasado, sin futuro, y con el presente entre mis dedos… Aprieto fuertemente los ojos y respiro, ahora sí, yo –misma-

María Guadalupe escribió:

Querida amiga Lett:
que lindo volverte a ver por el sendero
tu casa poética, se te extraña, preciosa
y sentida reflexiòn nos regalas y muy cierta,
gracias por compartirla, siempre se puede
volver a empezar y volver amar, te mando
un gran beso, Guada.
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Muchas gracias Lupe por estar siempre, es un gran agrado tu presencia, mil besos